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Esperanzas de una Luna Nueva 18

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Capitulo 18: A tu lado

Habían transcurrido poco más de dos semanas desde la partida de Onyx. A todos en el pueblo les había afectado. Zephyr estaba muy triste y aburrido sin él, en verdad lo extrañaba. Al igual que Romani y Cremia, quienes se preguntaban a dónde se habría ido. Su familia eran los únicos ponis que sabían donde estaba, pero desde su última carta no habían tenido noticias de él.

La que peor se lo había tomado, obviamente, había sido Ilia. La poni terrestre todos los días se aparecía para preguntarles por su paradero, pero nunca le decían nada, lo cual la ponía de muy mal humor. La razón de esto, era por supuesto que Onyx les había pedido, antes de marcharse, que no le dijeran nada a nadie (especialmente a Ilia) hasta que estuviese listo para revelarlo él mismo. De todos modos, Ilia ya sospechaba (y acertadamente) que a dondequiera que Onyx se hubiese ido, probablemente estuviese con "aquella invasora". No tenían forma de saber cómo iba a reaccionar Ilia cuando se enterara de que "aquella invasora" era en realidad la princesa de Ecuestria.

Y así estaban las cosas. La familia de Onyx esperaba con impaciencia noticias del pegaso, y con muchas esperanzas de que dijera que iba a visitarlos, o de invitarlos a ellos a que fueran allá. Algo que les dijera que podrían verlo nuevamente…

¡KNOCK! ¡KNOCK! ¡KNOCK!

- ¡Amber, atiende por favor! - grito la abuela desde la cocina.

La potrilla estaba recostada sobre un cojín leyendo un libro, pero al oír la voz de la abuela, dejó lo que hacía y fue a abrir la puerta. Ahí estaba la misma poni de color gris, crin rubia y ojos desviados. Amber se alegro al verla porque eso significaba una cosa y efectivamente así era, la pegaso le entrego la carta a la pequeña para después salir volando rápidamente de ahí. Amber llevó el sobre a la cocina, donde la abuela abrió el sobre rápidamente y así leer su contenido…

"Queridos abuelo, abuela y Amber:

¿Cómo han estado? Discúlpenme si no les he escrito últimamente, les tengo grandes noticias, finalmente lo logre, llegue a Canterlot y pude reencontrarme con Luna. Les confesare que no fue un encuentro sencillo pero afortunadamente todo salió bien.

Como sea, Luna y yo ya hemos formalizado nuestra relación y estamos a unos días de hacerla pública ante todo el reino. Perdonen si me demore en enviarles otra carta, pero estos días he estado ocupadísimo. Aunque no lo crean es muy dura la vida aquí en el castillo, nada es como en casa o como se lo imaginan, aunque creo que puedo acostumbrarme a ciertos lujos.

En verdad los extraño y espero poder verlos pronto, salúdenme a todos en el pueblo, pronto tendrán noticias de mi.

Los quiere, Onyx"

La pequeña y su abuela estaban que no cabían de alegría, al fin Onyx se había reencontrado con Luna y lo mejor de todo es que la princesa correspondía sus sentimientos.

Amber releyó la carta, estaba feliz de que su hermano y Luna fueran novios, siempre supo que hacían una linda pareja, pero se sentía triste, extrañaba mucho a su hermano.

- Ojala pudiéramos ir a visitarlo- dijo la pequeña mientras su abuela la cubría con su ala.

-o-

Adaptarse a su nuevo hogar no estaba resultando del todo fácil para Onyx. Se sentía muy raro con algunas cosas, especialmente de las ropas que ahora tenía que usar, y que ahora le servían todo a la hora del desayuno, comida y cena. Frecuentemente solía decir "Yo puedo solo, gracias" cuando alguno de los sirvientes intentaba hacer algo por él. Pese a todo, esa actitud independiente que mostraba seguía siendo muy bien vista por Luna, Shining Armor, Cadance y casi todos en el palacio. Y al decir "casi", era porque la única excepción era Blueblood, quien seguía sin aceptar del todo que su tía Luna hubiese elegido como su futuro esposo a un simple herrero, pero eso estaba por cambiar…

Como novio de la princesa Luna, aparte de compartir privilegios con ella, también le tocaba compartir ciertas responsabilidades. Después del desayuno, ambos pasaban la mañana en la biblioteca, donde Luna trataba de enseñar a Onyx un poco de la historia de Ecuestria y demás. Por otro lado, Shining Armor instruía al pegaso con un poco de entrenamiento militar, resulto que Onyx era bastante bueno, aun le faltaba mucho pero el joven pegaso estaba ciertamente en forma para soportar el duro entrenamiento de la guardia real, además de que esto le ayudaría para las futuras pruebas que estaba por afrontar.

Onyx además también había comenzado a asistir a las reuniones del consejo real, donde se discutían cosas como las relaciones diplomáticas con los reinos vecinos y otras cosas que no entendía del todo. Hacía un esfuerzo enorme por no quedarse dormido para no quedar mal ante Luna, aunque en un par de ocasiones, alcanzó a ver que ella tenía una expresión casi tan aletargada como la suya.

Mientras tanto en una estancia privada del castillo, Blue Hurricane a quien se le había concedido ser huésped del castillo, se encontraba de manera tranquila, tomando un refrigerio y jugando una partida de ajedrez al lado de su fiel sirviente Presagio, sin mucha preocupación por la relación de Onyx y la princesa Luna. Su tranquilidad de improviso fue rota, cuando la puerta de su habitación se abrió de golpe revelando al sobrino de la princesa Luna quien venía con muy mal humor.

- Tenemos que hablar- dijo el unicornio con un tono muy serio pero siempre manteniendo su porte elegante.

- ¿No puede esperar?... -dijo el pegaso sin apartar la vista del tablero de ajedrez- En este momento nos encontramos en la parte más emocionante de nuestro juego Blueblood- Dicha actitud solo aumento el enojo del unicornio

- No, tenemos que hablar... ¡Ahora!- grito el unicornio, azotando un casco con fuerza contra la mesa derribando algunas piezas del juego.

Las piezas salieron volando por el aire pero antes de que cayeran fueron recogidas por el pegaso con un solo casco para volver a ser colocadas en el mismo lugar donde originalmente habían estado.

Aquello había impresionado un tanto a Blueblood pero igual no bajo su enojo, mientras que Blue Hurricane se puso de pie mirando a Presagio.

- Tal como dijiste -repuso el pegaso hablando con la cebra y sin mirar a Blueblood lo cual solo lo hacía rabiar más- Tendremos que dejar nuestro juego aquí...–

-La ira inoportuna desvía nuestra atención, y el juego de este día no podremos dar conclusión, parte a hablar con tu conocido que esperare viendo los sucesos con antelación-

- Gracias Presagio- dijo el pegaso para luego ponerse de pie y alejarse de esa estancia para luego ir a una más privada donde Hurricane aún de forma tranquila miro a Blueblood - Bien que deseas, espero que sea importante para interrumpir mi juego con Presagio-

- Lo es- dijo con seriedad- ¿Explícame por que estas aquí tan tranquilo mientras ese... ese… plebeyo pasa tiempo con mi tía? ¿Acaso no entiendes la seriedad de todo esto?-

- Claro que lo entiendo, de no ser así no estaría aun en el castillo... ¿Es todo lo que me venías a decir?- Repuso el pegaso aún de forma tranquila sin que su temperamento fuese alterado en lo más mínimo.

- ¿Como puedes decirlo así tan tranquilamente? ¿Vas a permitir que ese plebeyo ocupe el trono?... teníamos un trato-

- Y lo seguimos teniendo... si no fuese así simplemente me hubiese retirado cuando el llego, pero despreocúpate eso no va a pasar... -repuso de manera tranquila el pegaso -Ahora si me disculpas quisiera continuar mi juego de ajedrez-

Blueblood no entendía la actitud de su amigo, tan despreocupada como si tuviera alguna especie de plan oculto, quizás había hecho mal a aliarse con él pero ya no había marcha atrás. El príncipe se retiro a sus aposentos aun con una mala espina en todo esto.

Por su lado el pegaso regreso a donde se encontraba la cebra mirando de manera atenta el tablero de ajedrez como pensando alguna jugada hasta que el pegaso regreso a su lado.

-o-

Más tarde esa noche…

En el observatorio Luna le estaba mostrando a Onyx uno de sus pasatiempos como antigua princesa de la noche, la cual consistía en la elaboración de las constelaciones nocturnas, algo que llamo mucho la atención del corcel.

- ¿Qué te parece Onyx?-

- Es muy hermoso Luna- dijo el corcel- ¿Desde aquí puedes ver todas las constelaciones reunidas solo en esta estancia?-

- Así es -contesto la princesa- Fue en esta instancia donde le di forma a las primeras constelaciones que adornarían mi noche-

- Eso es sorprendente Luna, me imagino el tiempo y esfuerzo que te habrá tomado para hacerlas y pensar en sus nombres-

- Lo hice pensando en mis queridos ponis, quería que tuviesen algo hermoso que ver en el cielo aparte de la luna -

- Y debo decir que hiciste un trabajo magnifico desde que tengo uso de la razón siempre admire el hermoso espectáculo nocturno cuando las estrellas aparecen por primeras vez en el cielo, las constelaciones que pusiste en el cielo, tanto así que conozco todas y cada una de ellas, de no ser por tus estrellas jamás habría obtenido mi Cutie mark-

- Me alegra que te gusten mis constelaciones Onyx- dijo la princesa sonriendo pero al mismo tiempo se notaba que algo le ponía triste lo cual fue notado por el pegaso quien pensó que había dicho algo que la hizo sentir mal.

- Luna disculpa... hice algo que te molestase... si es así lo siento no era mi intención- se disculpo el corcel.

- No es eso... -repuso Luna mirando la bóveda del observatorio-… pero la primera vez que hice esto... nadie lo aprecio-

- Oh...-

- Hice esto para el deleite de mis queridos ponis pero ninguno de ellos las aprecio en ese tiempo porque todas las noches ellos simplemente se iban a dormir-

Onyx se acerco a la princesa, cubriéndola con una de sus alas- Es difícil de creer que nadie admirara un espectáculo tan hermoso y maravilloso como este. Yo siempre me quedaba despierto hasta tarde para ver las estrellas, aunque eso me traía problemas con mi padre al día siguiente pero valía la pena- dijo el pegaso esbozando una pequeña pero sincera sonrisa- Además actualmente muchos ponis disfrutan de las bondades y tranquilidad que les brinda el manto de la noche-

La princesa sonrió ante la respuesta del corcel, luego se seco rápidamente una lágrima para alejarse un tanto del corcel y tomar rumbo al balcón abriendo sus alas para luego hacerle señas de que le siguiera.

Onyx sin repetirse la invitación abrió sus propias alas y luego siguió a Luna quien tomo rumbo por las torres del castillo volando de manera grácil y elegante lo cual cautivo mucho al pegaso quien por poco termino chocando contra una pared.

-¿Estas bien?-

- Si- respondió, después de recuperarse, se sintió muy avergonzado. Luna soltó una leve risita.

- Continuemos y por favor no te distraigas- diciendo esto la princesa vuelo esperando a que le siguiera en la inmensidad del cielo.

- Eso será difícil- murmuro el pegaso prestando atención a la hermosa figura de Luna.

Siguieron volando por entre algunos rincones del castillo de Canterlot rumbo a una de las torres, al llegar había unos guardias que dejaron pasar a la princesa y a su acompañante, el cual fue guiado por Luna hacia una recamara que a pesar de la noche brillaba tenuemente por el brillo de la luna y las estrellas.

En ese lugar se vieron tres vitrales, en el de la derecha se encontraba representada una pegaso de color celeste lo mismo que su crin, en la lado derecho se veían a ponis de Ecuestria mirando lo que parecían ser copos de nieve y en el vitral central se encontraba una flor que por el diseño mismo del vitral, parecía de hielo o de cristal y a cuyo pie se encontraba una urna de aspecto simple pero que hacía juego con la decoración de aquella estancia.

Onyx miro todo aquello con asombro, de alguna forma la flor de cristal se parecía a la que aquel viejo poni le había regalado, sintió alguna especie de conexión, pero no le tomo mucha importancia. La habitación a pesar de su decoración se sentía fría, tan fría como un día de invierno.

- ¿Que es este lugar Luna?-

- Este es el santuario se creó para una gran amiga que tuve antes de mi destierro, una poni que a pesar de sus problemas, supo apreciar la belleza de mi noche y darle un nuevo significado, y de las pocas que trato de hacerle ver a los otros ponis sobre la magia del invierno… mi querida amiga Snowdrop-

- Creo recordar una historia sobre ella, según recuerdo fue quien tuvo la idea de que los copos de nieve parecieran estrellas-

- No es solo nieve Onyx... son estrellas... -dijo la princesa sacando un pequeño copo de nieve de la vasija dándoselo al corcel- Son las bendiciones que nos trae el invierno, es el regalo para los ponis de Ecuestria, algo que no parece gran cosa, pero que tiene un gran poder, el cual incluso puede cumplir deseos, si en verdad lo quieres, y es por eso que el invierno puede ser también cálido y no solo frío como muchos piensan-

- Por eso el invierno es mi estación favorita, las noches duran más durante esa época y ver la nieve caer es muy relajante-

Onyx bajo la mirada tomando entre sus cascos aquel pequeño copo con gran delicadeza, se sentía frio pero al mismo tiempo se sentía algo especial en aquel pequeño copo de nieve. Levanto un poco la mirada notando a una poni de color blanco y crin de igual color, sus ojos lucían de un color azul muy opaco, parada junto a la urna donde estaban los copos de nieve para el próximo invierno, parecía como si la princesa no notara su presencia. Estaba por decir algo cuando la yegua giro su cabeza y le sonrió, el pegaso retrocedió unos pasos y tallo sus ojos con una de sus patas pensando que quizás estaba imaginando cosas.

- ¿Ocurre algo?- pregunto Luna viendo la extraña reacción del corcel.

Onyx miro a Luna por unos segundos antes de volver a mirar hacia la urna, aquella poni había desaparecido, miro alrededor de la habitación buscándola sin ningún éxito

- No, nada Luna... yo, creí ver algo- respondió intentando ocultar un ligero escalofrió que en ese momento recorrió su cuerpo.

Luna ante la respuesta de Onyx sonrió por un momento luego tomo el copo de nieve, volviéndolo a colocar en la vasija y luego salir de aquel lugar esperando a que el pegaso la siguiese. Onyx la siguió hasta la salida de aquella habitación, mientras aquella yegua de color blanco los miraba con una gran sonrisa.

Una vez que le dio alcance a luna, esta tomo rumbo hacia una nueva estancia la cual se encontraba algo alejada del castillo casi al borde mismo, donde estaba un amplio jardín que al parecer no tenía nada de especial, no había nada ni una planta o algún decorado que sobresaliese, solo un gran y amplio gramado verde.

Onyx aterrizo junto a la princesa justo a tiempo para explicarle que era este lugar.

- Aquí se encontraba la residencia de Starswirl... mi antiguo maestro de magia y mi segundo gran amigo- se explico la princesa- Cuando éramos mas jóvenes, yo y mi hermana estudiábamos bajo su tutela aprendiendo a mejorar nuestra magia y al mismo tiempo fue como el padre que nunca tuvimos y siempre nos apoyo durante los primeros años de nuestro reinado- Luna comenzaba a ponerse nostálgica al recordar los buenos tiempos junto a su hermana y maestro - Aun recuerdo las clases que nos daba, en este lugar... su salón comedor, su biblioteca... el campo para las practicas de magia, las lecturas que nos leía en la noche-

- Le tuviste mucha estima, verdad-

- Era más que solo estima. Siempre trataba de guiarnos en todo momento, y estar para nosotras cada vez que lo requeríamos... a pesar de que también era un poni ocupado se daba tiempo para estar a nuestro lado, incluso en los momentos de crisis- dijo la princesa recordando lo acontecido con Discord y el rey Sombra

- Eso es algo que haría un padre. Mi padre era igual, siempre sin importar que… tenía tiempo para mí y Amber, el me enseño muchas cosas y por eso le estoy eternamente agradecido-

- Yo lamento no haberle podido agradecer todo lo que hizo por mí...- Luna comenzó a derramar lagrimas mientras hablaba- Incluso… aun cuando estaba en mi peor estado... siguió creyendo en mi... pero… mis celos, mi envidia, mi propia oscuridad no me permitió reconocerlo ni a él ni a mi querida amiga- entonces rompió en llanto- Hubiese querido decirles... tantas cosas... pero mi propia oscuridad me cegó... y por eso los perdí...-

Sin pensarlo dos veces Onyx la abrazo, dejándola llorar sobre su hombro dejándola sacar toda esa frustración y tristeza que tenía en su interior.

Mientras estaba así, Onyx sintió como si alguien colocara su pesuña sobre él, miro sobre su hombro y fue entonces que noto a un corcel de edad avanzada, de color gris con una larga barba blanca, este corcel se parecía a aquel viejo que se encontró en el bosque Perdido, pensando que se trataba del mismo no dijo nada, estaba sonriendo, mientras miraba a Luna con orgullo, levanto su pesuña y acaricio suavemente la melena de la princesa de la noche, poco a poco la imagen del poni se fue desvaneciendo hasta que solo quedaron la princesa y el pegaso en aquel lugar.

-o-

Ambos aterrizaron en el balcón, Luna se limpio algunas lágrimas mientras Onyx aterrizaba junto a ella.

- ¿Te sientes mejor?-

- Si, muchas gracias Onyx, lamento que me hayas tenido que ver así-

- No lo lamentes no hiciste nada malo-

- Gracias por lo de esta noche, nunca antes le había contado de esto a nadie, solo a mi hermana-

- Me alegra que lo hicieras- dijo el pegaso sonriendo- Recuerdo en la granja cuando te conté algunas cosas, estoy feliz de que ahora fueras tu quien compartiera un poco de tu pasado. Sé que puede sonar raro pero aun cuando no estén aquí los amigos nunca dejaran de estar a tu lado, mientras los lleves en el corazón-

Luna se limpio una lagrima con su casco para después darle un suave beso en la mejilla al pegaso mientras volvían a los aposentos de la princesa, abrió las ventanas del balcón con su magia, una vez adentro, volvió a cerrarlas y corrió las cortinas quedando un poco oscuro dentro de la habitación, sin embargo mágicamente unas cuantas velas alumbraron de inmediato aquella oscuridad con una flama de color azul. Luna prosiguió hasta su baño donde lavo su cara y se despojo de sus engalanes reales para después regresar a la habitación donde Onyx la espero.

Onyx estaba maravillado de la belleza natural de la princesa, sin su maquillaje la princesa aun conservaba su hermosura. Luna se le acerco al pegaso acorralándolo contra la cama.

- Yo… creo… que… debo volver a mi habitación antes de que noten que…- pero antes de que pudiera alejarse, Luna lo beso en los labios- Luna…- exclamo al separarse.

- ¿Cuál es la prisa?- dijo la princesa mirándolo seductoramente- La noche aun es joven - diciendo esto atrajo al corcel hacia ella, atrapándolo nuevamente con un dulce y apasionado beso.

-o-

Mientras tanto, Presagio en ese momento se encontraba mirando unas piezas de piedra encriptadas con unos símbolos un tanto extraños que tenían formas de runas. Al tiempo que lo hacia movía sus cascos, aquellos movimientos iban acompañados por palabras de la cebra dichas en un dialecto desconocido, continuaron durante algunos minutos tras lo cual las runas se movieron solas, la cebra se detuvo observando con detenimiento las runas. Presagio sonrío al parecer todo iba de acuerdo al plan de su amo y señor Blue Hurricane.

- Una tardanza parcial, y los movimientos a seguir me han sido dados... ¿Desea conocer los retos que serán lanzados?- dijo el hechicero rompiendo el silencio de la sala.

- Por favor Presagio... muéstrame- dijo el pegaso saliendo de entre la oscuridad de la habitación, poniéndose a escuchar las visiones de la cebra…

Continuara…

Nos acercamos al final...

capitulo 17: fav.me/d72ujqd

capitulo 19:
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Comments2
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lachispadragonpegaso's avatar
que gran capitulo, estubo genial.